
Por Rusia Tatiana —
Prudente distancia, a veces me siento inferior,
cuando llueve me quedo dentro, aprovecho,
mi hogar es un gran jardín secreto en mí interior.
No sé mentir, eso es un hecho.
No sé cómo vivir esto mientras mantengo mi techo.
¿Cómo distinguir entre lo que sobrevive y lo desecho?
Tomo un ramo de mi jardín secreto,
escondo mi corazón detrás de una flor,
las arterias, las ramas, las raíces, las bases,
las hojas, las manos, los tallos, los sostenes.
Intento ver bella mi vida pero en eso mis palabras terminan siendo rehenes.
Sin familia las personas van por ciclos, cada estación cambian los sostenes.
Cualquier cosa que haga merece destrato.
Si denuncio no me bancan, si no lo hago no me escuchan.
Si soy yo la que sobreviví, no entiendo qué gano en este trato.
La belleza es terrible y opaca mi relato,
se cuela, invade mi argumento,
si no me muestro débil se lo juzga de barato.
Mi boca habla de hechos,
pero no soy morborsa,
entonces el juez no está satisfecho.
La gente cree que mi mente dibuja garabatos,
el pueblo quiere show, drama, teatro,
ver mi cuerpo roto o mi alta hecha tajo.
Todo daño parece poca cosa,
no me creen que estoy dañada por verme feliz y hermosa.
¿Qué imagen necesito para ser creída?
¿Qué look va a ayudarme a ser protegida?
¿Qué vestido ponerme para la próxima audiencia?
El tipo me violaba, ¿por qué tanta ciencia?
¿Qué maquillaje va a hacer que me crea la fiscalía?
Si con lo que ocurrió no basta.
Al final tener justicia es hacer perfo,
mantener del exterior, prudente distancia,
y sin voz, tener constancia.